martes, 9 de junio de 2009

EDUCACIÓN DIFERENCIADA SÍ O NO

Niñas y niños, hombres y mujeres, ¿somos iguales o diferentes? ¿Tenemos ciertas aptitudes e inclinaciones innatas o son sólo producto de una educación estereotipada? ¿Por qué los hombres son más agresivos y las mujeres más solidarias? ¿Los niños y las niñas aprenden igual? ¿Por qué los niños fracasan más que las niñas en la escuela y por qué las chicas continúan sin acceder a las carreras técnicas? Éstas siguen siendo las eternas dudas que se plantean colegios y padres a la hora de decantarse por el tipo de educación que ofrecerán a sus alumnos e hijos: mixta o diferenciada. Una duda en un país como España en el que el fracaso escolar afecta ya a más del 30% de los alumnos según un estudio de 'Magisterio', un dato alarmante pese a la rebaja de exigencia aplicada a la educación obligatoria.

Y es que las ventajas de incluir hombres y mujeres en la misma escuela parecen no ser una realidad absoluta. Cuando se pensaba que el asunto estaba resuelto, educadores evalúan los resultados de las escuelas mixtas y regresan al viejo debate. Como resultado de esto, la enseñanza diferenciada está experimentando un auge internacional en el ámbito público, mientras que en nuestro país, en algunas autonomías españolas tiremos por el sentido contrario, negando subvenciones a los centros concertados de educación diferenciada o priorizando a las escuelas que practiquen la coeducación. Pero, ¿es una mejor que otra? Ambas son opciones legítimas. Lo importante es que exista la posibilidad, en igualdad de condiciones, de decidir con entera libertad. Se trata de debatir sobre qué es lo mejor para nuestros hijos, dar información a los padres y concederles el derecho de elegir una de las opciones. Está en cuestión la propia libertad de enseñanza, que es uno de los derechos fundamentales más inherentes a la persona. Sólo desde la libertad se pueden forman personas libres.

Isabel García

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