miércoles, 17 de febrero de 2010

LIBERTAD DE OPINIÓN, LIBERTAD DE EXPRESIÓN, LIBERTAD DE EDUCACIÓN...

Elegir la educación mixta

Miércoles , 17-02-10
DESDE EL IESE

COMO convenía a una familia de maestros de la escuela pública, con seis tíos ejerciendo en diferentes partes de la geografía española y también mis padres, yo asistí desde los tres años a un colegio público mixto. Al ser yo la única chica entre cinco hermanos, no me suponía ninguna dificultad ir con chicos. Más tarde, fui a una universidad pública, la Politécnica de Cataluña, donde hace veinte años la media era de un 15 por ciento de mujeres, y en un edificio de 12 plantas sólo había baños para nosotras en el primer piso.

Estoy convencida de que los padres deben poder elegir la coeducación para sus hijos. Si eso es lo que quieren. Y decir eso, es decir también lo complementario: que los padres deben poder elegir para sus hijos la educación diferenciada, si eso es lo que desean. Porque la educación es responsabilidad de los padres, y por eso ellos son los que deciden.

Recientemente tuvimos en el IESE la visita de Leonard Sax -psicólogo, médico, y escritor americano- en la que presentó su propia investigación y la de otros, que demuestra con datos científicos cómo el cerebro del niño y el de la niña se desarrollan de manera distinta, la diferente forma que tienen de aprender en su etapa escolar y su heterogéneo modo de ver los sucesos del mundo. Eso era algo que mi abuela ya sabía. Pero es importante que ahora se demostrara científicamente. Y se ha hecho.

En mi propio trabajo de investigación he estudiado bajo qué condiciones las relaciones de liderazgo generan más apoyo y más reto, condiciones necesarias para el desarrollo de competencias. Los datos muestran que las mujeres se sienten más apoyadas y con mayor reto cuando otra mujer es su jefe. Y los hombres cuando su jefe es un hombre. Otra pista más de por qué chicos y chicas se pueden beneficiar de la educación diferenciada.

Y si aún hay alguien que no se lo cree, no pasa nada. Que no lo elija para sus hijos. Pero que deje que los demás sí lo hagan.

Estamos en un país democrático, que desde el «Yes, we can» se mira en el país de Obama. Pues bien, cuál fue mi sorpresa en mis años de estancia allí al encontrar gente que ha sido escolarizada en su propio hogar. Otros en escuelas públicas diferenciadas. Otros en escuelas públicas mixtas. Y todos tan contentos. Porque para gustos están los colores, y uniformar a las personas es sólo propio de gobiernos totalitaristas... lejos de donde querríamos situar a nuestro país.

Claro que poder elegir quiere decir que las escuelas diferenciadas tengan el mismo acceso a la financiación pública, que pagamos entre todos, que los que eligen la escuela mixta. Y si no es así se está coartando la libertad y se discrimina a aquellos que optan por ese tipo de educación.

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