IGUALDAD DE OP0RTUNIDADES

Ante el proyecto de la Junta de Andalucía de no prorrogar los conciertos educativos a los colegios que no impartan educación mixta a partir del curso 2010-2011, me siento en la obligación de exponer mi más sincero rechazo. No cabe duda de que niños y niñas, hombres y mujeres, son iguales en derechos y deberes, humanidad y dignidad. Sin embargo, el dimorfismo sexual cerebral hace que sean al mismo tiempo diferentes en formas de socialización, comunicación, afectividad, sexualidad, comportamiento o reacciones ante idénticos estímulos, lo que a su vez determina que difieran en su forma de aprender.

Que existen diferencias entre ambos sexos «es un hecho biológico incontrovertible», como apuntó Serafín Lemos, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, en su libro Cerebro y educación. Aunque hombres y mujeres salen del útero materno con tendencias e inclinaciones innatas, no todo se debe a la naturaleza. La educación potencia las virtudes y aptitudes peculiares de cada sexo y encauza aquellas tendencias innatas que podrían dificultar una justa igualdad. De ahí la importancia que tiene la correcta adquisición de un riguroso conocimiento acerca de las diferencias sexuales, pues al ignorarlas se pueden convertir en limitaciones para el logro de una auténtica igualdad de oportunidades. La educación diferenciada por sexos no es un sueño de algunos, sino una realidad científicamente contrastada que la sociedad demanda cada vez más.

Rosa María Ávila Ruiz
Madrid