domingo, 3 de mayo de 2009

EDUCACIÓN DIFERENCIADA: OTRA OPCIÓN


Educación diferenciada, otra opción
01.05.2009 -
María Dolores Villalba González
A lo largo de este último mes se ha suscitado un intenso debate en nuestra sociedad; 'La educación diferenciada, el derecho de los padres a elegir el modelo educativo para sus hijos y la obligación del Estado de garantizar este derecho'.

La Convención de la Unesco en 1960 y ratificada en 1990, dice en su artículo 2, apartado a) que no es discriminatorio 'la creación o el mantenimiento de sistemas o establecimientos de enseñanza separados para los alumnos de sexo masculino y para los de sexo femenino, siempre que los sistemas o establecimientos ofrezcan facilidades equivalentes de acceso a la enseñanza, dispongan de un personal docente igualmente cualificado, así como de los locales escolares y de un equipo de igual calidad y permitan seguir los mismos programas de estudio o programas equivalentes'.

El artículo 27 de la Constitución española reconoce la libertad de enseñanza y este artículo engloba entre otros los siguientes derechos:
-Derecho de los padres a elegir centro, público o privado.
-Derecho a la gratuidad en los niveles obligatorios,
-Derecho a crear y dirigir centros educativos.
-Derecho de los centros privados a recibir fondos públicos cuando reúnan los requisitos legales establecidos.
-Derecho a definir el ideario de los centros privados no sólo en aspectos morales y religiosos sino también en los pedagógicos y organizativos.

Para que todos los derechos mencionados se consoliden en cualquier sociedad democrática y en base al principio de libertad de enseñanza, la educación diferenciada y la educación mixta son opciones que las familias deberán decidir cuál consideran que es mejor para sus hijos.

Los dos modelos educativos deben ser compatibles y coexistir, la preferencia por uno no debe implicar la desaparición del otro.

No debemos imponer un modelo sobre otro, ni entrar en valoraciones de cuál es mejor. Los dos modelos aportan pluralismo a nuestra sociedad y dicho pluralismo es un valor que, en todos los ámbitos, enriquece cualquier sistema social.

Si los centros que optan por una educación diferenciada impartiesen una educación sexista y discriminatoria rechazada por la Constitución y organismos internacionales habría que negarles el concierto, por supuesto. Está claro que no es así. Si cerramos las puertas a este tipo de educación estamos cerrando las puertas a un derecho fundamental de los ciudadanos que es el derecho de las familias a la libre elección del modelo educativo para sus hijos.

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