miércoles, 27 de mayo de 2009

EDUCACIÓN DIFERENCIADA

Niños y niñas maduran respectivamente sus mentes a velocidades y tiempos diferentes.


Ignacio Sánchez Cámara

Es tan grande el malestar en la educación, y no sólo en España, que va extendiéndose el movimiento que propugna la educación de los niños en sus casas. No han sido escasos en la historia los talentos educados privadamente, en el más radical sentido de la expresión, es decir, no ya en escuelas privadas, sino en sus casas y con preceptores privados, incluidos, en su caso, los padres. John Stuart Mill, en su Autobiografía, dejó constancia de los bienes y males de la educación recibida a manos de su padre, James Mill, y de Jeremy Bentham. El caso es, sin duda, aleccionador. Pero a nadie se le oculta la enorme dificultad, imposibilidad para la inmensa mayoría, de acogerse a este modelo.

Crece también la defensa del modelo educativo separado por sexos. El “progresismo” al uso, y abuso, lo carga en la cuenta del conservadurismo más rancio. Una vez más, como es su inveterada costumbre, se equivoca. En España, se han retirado los conciertos, es decir, las subvenciones, a los colegios que aplican el modelo de educación diferenciada por sexos, es decir, que separa en aulas o centros diferentes a niños y niñas. El presidente de la Asociación Nacional para la Educación Pública Diferencia por Sexos de EEUU, Leonard Sax, ha visitado España. Psicólogo y médico de familia, atiende una consulta multitudinaria, y defiende la tesis de que la educación diferenciada mejora los resultados académicos de los alumnos y su socialización. También, según él, disminuye la violencia escolar. La razón principal es que niños y niñas maduran respectivamente sus mentes a velocidades y tiempos diferentes. Unos desarrollan unas habilidades antes que otras, y viceversa. Así, al parecer las habilidades relativas al lenguaje suelen ser desarrolladas antes por las niñas, mientras que los niños maduran antes la memoria espacial. Las diferencias se presentan en la infancia y adolescencia, no tanto en la edad adulta. Tener en cuenta estos desarrollos diferentes mejora el rendimiento escolar.

No estamos ante una cuestión política o religiosa, sino ante un asunto de libertad. Aun cuando fueran discutibles, o incluso erróneos, los argumentos esgrimidos por los defensores de la educación diferenciada por sexos, los padres seguirían teniendo el mismo derecho a optar por ese modelo, en condiciones de igualdad frente a los partidarios de la educación conjunta en la escuela mixta. Y tener el mismo derecho significa no ser discriminados por su opción. Y la retirada de conciertos y subvenciones a los centros que asumen el modelo entraña una discriminación a los padres que optan por él.

Por lo demás, quizá la mayoría de los adultos actuales han sido educados en el modelo diferenciado, incluidos los partidarios del progresismo totalitario. Bien es verdad que, precisamente por ello, es éste un argumento de doble filo. Supongo que ambos sistemas tienen, respectivamente, ventajas e inconvenientes, y que no es fácil establecer un balance definitivo, válido para todas las circunstancias. Pero habíamos quedado en que es necesario huir de los dogmatismos. En cualquier caso, nunca hay que tener miedo a la libertad, incluso aunque lleve, como es evidente, el riesgo de equivocarse. Ya que elogian tanto el pluralismo y la diversidad, podrían, al menos, ser coherentes. Por lo demás, quien se equivoque, no dejará de sufrir las consecuencias.


Ignacio Sánchez Cámara es catedrático de Filosofía del Derecho.

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